«¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín?»
EVANGELIO DE HOY Marcos (4,21-25):
En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará con creces hasta lo que tiene.»
PARA VIVIR LA PALABRA
Tras las parábolas precedentes y las enseñanzas que Jesús ha ido ofreciendo a sus seguidores, ahora cambia de tono. Él, que es “la luz del mundo” Jn 8,12, diríamos que está encendiendo la antorcha de su Iglesia para que, a través de ella, llegue su luz a todos los hombres. Tras exponer la bienaventuranzas, dirá a sus seguidores: “vosotros sois la luz del mundo… la lámpara se enciende para que alumbre a todos los de la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” Mt 5,13-16. Por eso la Iglesia se llama a sí misma “Luz de los pueblos” en la presentación que hace de sí misma en el Concilio Vaticano II. Y todos sus miembros estamos llamados a ser luz con el testimonio de vida y con la palabra oportuna que clarifica y sirve a la Verdad.
Tanto Juan como Pablo nos hablarán de las “obras de la luz y las obras de las tinieblas” “Pues todo el que obra mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad va a la luz, para que quede manifiesto que sus obras están hechas según Dios.” Jn 3,20-21. Y Pablo invita a los Romanos a rechazar las obras de las tinieblas y a revestirse de las armas de la luz, y señala como obras de las tinieblas las borracheras, comilonas, lujurias y desenfrenos, rivalidades y envidias Rm 13,11-14. Y a los Corintios les alerta de que también Satanás y sus ministros pueden vestirse de ángeles de luz 2Cor 11,12.
Y para resaltar la importancia de estas enseñanzas repite Jesús aquella advertencia: “El que tenga oídos para oír, que oiga.» E insiste: «Atención a lo que estáis oyendo.» De forma que no dejemos caer en saco roto sus enseñanzas. Debemos cultivarlas y acrecentarlas en nuestra vida, para poder ofrecerlas a nuestros hermanos con generosa abundancia.
Nos recuerda S. Juan Pablo II: “Sería ciertamente un error imponer cualquier cosa a la conciencia de nuestros hermanos. Pero proponer a esa conciencia la verdad evangélica y la salvación ofrecida por Jesucristo, con plena claridad y con absoluto respeto hacia las opciones libres que luego pueda hacer —sin coacciones, solicitaciones menos rectas o estímulos indebidos—, lejos de ser un atentado contra la libertad religiosa, es un homenaje a esta libertad, a la cual se ofrece la elección de un camino que incluso los no creyentes juzgan noble y exaltante. O, ¿puede ser un crimen contra la libertad ajena proclamar con alegría la Buena Nueva conocida gracias a la misericordia del Señor?. O, ¿por qué únicamente la mentira y el error, la degradación y la pornografía han de tener derecho a ser propuestas y, por desgracia, incluso impuestas con frecuencia por una propaganda destructiva difundida mediante los medios de comunicación social, por la tolerancia legal, por el miedo de los buenos y la audacia de los malos?”
Que tengas un buen día feliz y luminoso