«Él los invitó a acercarse y les puso estas parábolas»

EVANGELIO DE HOY Marcos (3,22-30):

En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios.»

Él los invitó a acercarse y les puso estas parábolas: «¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa. Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre.»

Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

PARA VIVIR LA PALABRA:

Jesús, antes de enfrentarse con sus acérrimos enemigos humanos, escribas y fariseos, tuvo que hacer frente a Satanás en el desierto, saliendo vencedor en las tres terribles tentaciones con que Satanás intenta hacerle torcer el plan de Dios (Mt 4, 1-11). Ya desde el principio de su vida pública, a la vez que proclama la Buena Nueva del Reino, sana a “todos los que estaban mal con enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos…”

Liberar a los oprimidos por el diablo es uno de los signos mesiánicos (Lc. 4,18-19). Por eso comienza a hacerlo desde el principio de la evangelización (Lc. 4, 33-37), expulsando a los espíritus inmundos y prohibiéndoles dar testimonio a su favor. Con lo que despierta gran admiración en el pueblo y su fama se extiende a todas partes.

Ante lo innegable de los hechos, escribas y fariseos lo acusan de actuar con el poder de Satanás. Tras poner en evidencia lo absurdo de su acusación, Jesús expone la parábola del hombre fuerte que custodia sus bienes. Este representa a Satanás. “Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín.” Y con este “otro más fuerte”, Jesús se está refiriendo a sí mismo. Con lo cual nos está advirtiendo que Satanás es fuerte y no podemos jugar con el fuego. Pero nada hemos de temer mientras estamos con Jesús. Ya San Pablo nos advierte que nuestra lucha no es contra la carne y la sangre sino contra los principados, potestades y dominaciones de este mundo tenebroso, contra los príncipes del mal…” (Ef. 6,10-13).

San Agustín afirma que el demonio es como un perro atado. Nada te puede hacer si no te le acercas. María es refugio seguro contra sus asechanzas, y con ella podremos escapar seguros de sus argucias y engaños, para seguir con diligencia y gozosa esperanza el camino de la Salvación.

“El que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre.» Este pecado es una actitud consciente y permanente contraria a la verdad y al bien por evidentes que sean. Afirma S. Juan Pablo II: “Esta es una condición de ruina espiritual, dado que la blasfemia contra el Espíritu Santo no permite al hombre salir de su autoprisión y abrirse a las fuentes divinas de la purificación de las conciencias y remisión de los pecados.”

Que tengas un buen día, libre de todo mal.