«¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?»

EVANGELIO DE HOY Mateo (21,28-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: «Hijo, ve hoy a trabajar en la viña.» Él le contestó: «No quiero.» Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: «Voy, señor.» Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?» Contestaron: «El primero.»

Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.»

PARA VIVIR LA PALABRA:

Jesús en vísperas de la pasión, sigue caldeando los ánimos de los sacerdotes y ancianos del pueblo que lo habían de juzgar y sentenciar. Para ello utiliza el estilo sapiencial de los antiguos profetas que consiste en llevar al culpable, a través de parábolas, a pronunciar su propia sentencia, como hizo el profeta Natán con David, cuando éste mandó matar a Urías para quedarse con Betsabé, su esposa (2S 12, 1-15). Como en otros muchos casos, Jesús lleva a los maestros de la Ley a pronunciar su propia sentencia.

Esta vez son los dos hijos, el que dice sí y no va y el que hace lo contrario, dice no, pero va. Jesús ya ha comentado suficientemente lo que significa escuchar la Palabra de Dios y ponerla por obra o conformarse simplemente con oír. Pero ahora la pregunta reviste otra profundidad. Los dos hijos representan al pueblo judío y al pueblo gentil. Jesús encara a las autoridades legítimas de Israel. Y el padre que los envía a trabajar a su viña es Dios.

San Jerónimo lo comenta como sigue: “Primeramente se dice al pueblo gentil, por medio de la ley natural: «Ve y trabaja en mi viña». Esto es, lo que no quieras hacer para ti, no lo quieras para otro ( Tob 4), pero él responde con soberbia. Por esto sigue: «Y respondiendo él le dijo: no quiero». Los gentiles, habiendo dejado desde el principio a Dios y su justicia, y pasando a adorar los ídolos y al pecado, parece que responden en su interior: No queremos hacer la voluntad de Dios.”

Después cuando vino el Salvador, el pueblo gentil, habiendo hecho penitencia, trabajó en la viña de Dios, y enmendó con su trabajo la oposición que había presentado con la palabra. Esto es lo que da a entender cuando dice: «Mas después se arrepintió y fue».

«Y llegando al otro, le dijo del mismo modo; y respondiendo él, dijo: voy, Señor». Este segundo hijo es el pueblo judío que respondió a Moisés: «Haremos todo lo que nos mande el Señor» ( Ex 24,3).

La aplicación directa que hace Jesús va dirigida a las autoridades de Israel que quedan descalificados y avergonzados frente a los “impuros y despreciables”, para ellos, como son las prostitutas y publicanos. Por eso, como ellos mismos se sentencian en la parábola de los viñadores homicidas, “A estos miserables les dará una muerete miserable y arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo.” Mt. 21, 41).

Pero la parábola mantiene todo su sentido y su plena actualidad hoy para cada uno de nosotros.

Que tengas un buen día trabajando con tu sí en la viña del Señor