«Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas»

EVANGELIO DE HOY Lucas (21,12-19):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.

Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.

Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

PARA VIVIR LA PALABRA:

En el evangelio de hoy, continuación del discurso iniciado ayer, Jesús enumera una señal más para ayudar a las comunidades de ayer y a nosotros hoy, a no perder la fe en Dios, ni el valor para resistir contra los embates de los enemigos. Ayer nos daba las cinco primeras señales: los falsos mesías (Lc 21,8); guerras y revoluciones (Lc 21,9); luchas de nación contra otra nación, un reino contra otro reino, (Lc 21,10); terremotos en varios lugares (Lc 21,11);
5a señal: hambre, peste y señales en el cielo (Lc 21,11); y hoy añade la persecución de los cristianos (Lc 21,12-19), que ya había anunciado repetidamente. «Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, os entregarán a las sinagogas y cárceles y os llevarán ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio”.

Y de estos acontecimientos, aparentemente tan negativos, Jesús había dicho: “No os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato. » (Lc 21,9). Y el evangelio de Marcos añade que todas estas señales son «¡apenas el comienzo de los dolores de parto!» (Mc 13,8), indicando que servirán para alumbrar la vida definitiva e imperecedera a la que Jesús nos lleva.

Él sufrió primero los dolores de la pasión y muerte que S, Pablo nos invita a compartir también nosotros. Toda la historia de la Iglesia está iluminada por la sangre de los mártires a quienes Dios concede la fortaleza para dar ese testimonio heroico de su fe en Cristo. Y hoy seguimos asistiendo al espectáculo de tantos hermanos nuestros que hoy siguen dando su vida por la fe. Ellos deben ser para nosotros un estímulo para vivir nuestra fe con mayor valor y la firme decisión de seguir a Cristo por el camino de su Evangelio.

Ellos deben estimularnos a dar testimonio de nuestra fidelidad a la fe que profesamos y a remover el rescoldo en nuestras comunidades para seguir cumpliendo la misión que el Señor nos ha encomendado. El Papa nos lo pide: “Precisamente en esta época, y también allí donde son un «pequeño rebaño» (Lc 12,32), los discípulos del Señor son llamados a vivir como comunidad que sea sal de la tierra y luz del mundo (cf. Mt 5,13-16). Son llamados a dar testimonio de una pertenencia evangelizadora de manera siempre nueva. ¡No nos dejemos robar la comunidad! “ (EG. 92).

Que tengas un día feliz lleno de fortaleza y esperanza.