«Meteos bien esto en la cabeza»

EVANGELIO DE HOY Lucas (9,43b-45):

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: «Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres.»

Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

PARA VIVIR LA PALABRA:

El lenguaje de la cruz es siempre difícil de entender. Los discípulos conocían bien a Jesús en su humanidad, su forma de ser y de entender la vida. E incluso iban descubriendo sus poderes sobrenaturales que arrancaban la admiración y la confianza de la gente. Pero era todavía un conocimiento muy parcial y superficial. San Juan de la Cruz compara el conocimiento de Jesús a una mina llena de tesoros. Cuanto más uno se adentra en él, va descubriendo nuevos senos con riquezas aún mayores.

Orígenes nos dice: Entre las cosas sublimes y las maravillas que se pueden decir de Cristo hay una que sobresale de todas las demás y excede absolutamente la capacidad de admiración del hombre y la fragilidad de nuestra inteligencia mortal no es capaz de comprender ni imaginar. Y es que la omnipotencia de la majestad divina, la Palabra misma del Padre, la misma Sabiduría de Dios, por la que todas las cosas fueron creadas –lo visible y lo invisible—(cf Col 1,16) se deja contener en los límites de este hombre que se manifestó en Judea. Esta es nuestra fe.

Pero todavía hay más. Creemos que la sabiduría de Dios se ha encerrado en el seno de una mujer, que ha nacido entre llantos y gemidos comunes a todos los recién nacidos. Y sabemos que después de todo esto, Cristo ha conocido la angustia ante la muerte hasta el punto de exclamar: “Siento una tristeza mortal.” (Mt 26,38) Fue arrastrado hacia una muerte ignominiosa…aunque sabemos que el tercer día resucitó… Realmente, dar a entender estas verdades a los oídos humanos, intentar expresarlas con palabras, excede la capacidad del lenguaje humano… y probablemente el de los ángeles.

San Pedro Crisólogo comenta: «Los discípulos no comprendían sus palabras» (Lc 9,45). Escuchad lo que pide el Señor: “Reconoced en mí vuestro cuerpo, vuestros miembros, vísceras, huesos y sangre» (cf. Lc 24,39). Y si lo que pertenece a Dios os causa temor, ¿será que no os gusta lo que es vuestro? … Tal vez, la enormidad de mi Pasión, de la que sois los autores, ¿os causa vergüenza? No tengáis miedo. Esta cruz no fue mortal para mí, sino para la muerte. Estos clavos no me penetran de dolores, sino de un amor más profundo hacia vosotros. Estas heridas no causan mis gemidos, sino que os permiten entrar más hondo en mi corazón…. Mi sangre no se ha perdido para mí, ha sido vertida para vuestro rescate (Mc 10, 45).“Venid, pues, volved a mí y reconoced a vuestro Padre, al ver que os da bien a cambio de mal, amor a cambio de ultrajes y mucha caridad a cambio de grandes heridas.”

Que pases un buen día sin miedo a la cruz.