«¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas!»

EVANGELIO DE HOY Lucas (11,47-54):

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les edificáis sepulcros. Por algo dijo la sabiduría de Dios: «Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán»; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario. Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!»

Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.

PARA VIVIR LA PALABRA:

Dos terribles acusaciones hace Jesús a los Jefes de Israel: “se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo;” Desde la sangre de Abel, hasta la de Zacarías. Al derramar la sangre de Cristo, se hacen también responsable de cuantos le precedieron; y derramaron su sangre, por preparar la llegada del Mesías.
La segunda acusación no es menor: “¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!» “La llave de la ciencia, comenta S. Cirilo de Alejandría, es la misma Ley, porque era la sombra y la figura de la justicia de Jesucristo. Convenía, por tanto, que los doctores que examinaban la Ley de Moisés y los testimonios de los profetas, abriesen, digámoslo así, las puertas del conocimiento de Jesucristo al pueblo judío. Sin embargo no lo hicieron; más bien, por el contrario, desacreditaban los milagros divinos y clamaban contra su doctrina… no permitiendo que creyesen los hombres en Jesucristo.”

El Papa Francisco el jueves 17 de octubre de 2013 pronunciaba en Sta. Marta una homilía muy fuerte, comparando esas actitudes de los Maestros de la Ley con vicios muy actuales dentro de la Iglesia: “Cuando un cristiano se convierte en discípulo de la ideología, ha perdido la fe y ya no es discípulo de Jesús. Y el único antídoto contra tal peligro es la oración. “Ay de vosotros, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia; vosotros no habéis entrado y a los que intentaban entrar se lo habéis impedido”. En esto podemos ver la imagen de una iglesia cerrada en la que la gente que pasa delante no puede entrar y de donde el Señor que está dentro no puede salir. De aquí la referencia a esos cristianos que tienen en su mano la llave y se la llevan, no abren la puerta; o peor, se detienen en la puerta y no dejan entrar.”

Y no se trata solo de la llave del templo, sino de la forma de vivir la fe. Hay comunidades que se encierran en sus ritos y devociones, y viven de espaldas a los alejados y a la misión que el Señor nos encomienda de andar en su búsqueda, sirviendo de sal y fermento de la sociedad. En tal caso se convierten en puerta cerrada que ni atrae ni deja entrar a nadie. Quizá este fenómeno, junto con otros factores externos, ha hecho que el problema fundamental de nuestras Parroquias, que hace unos decenios se diagnosticaba como la separación entre bautizados y pastores, hoy se haya agravado. Y el problema se haya convertido en que muchos bautizados viven separados, no ya sólo de sus pastores, sino de Cristo, al haber perdido la fe.

Pidamos al Señor la gracia de no dejar nunca de orar para no perder la fe, y de permanecer humildes a fin de no transformarse en personas cerradas que cierran el camino al Señor.

Que tengas un buen día, haciendo brillar la fe en tu vida.