«Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía»

EVANGELIO DE HOY Lucas (12,1-7):

En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.»

PARA VIVIR LA PALABRA:

«Cuidado con la levadura de los fariseos…” En distintas ocasiones alerta Jesús a sus discípulos sobre este peligro. ¿Qué es la levadura de los fariseos? En primer lugar la hipocresía con que intentan encubrir la propia maldad que esconden; el egoísmo y la rapiña contra pobres e indefensos, incluso de pobres viudas, so pretexto de largas oraciones Mc. 12,40. En Mt. 23 Jesús hace descripción detallada de las perlas que adornan a “esta generación malvada y perversa”. Y prohíbe terminantemente a los discípulos dejarse llamar “Maestro”, “Padre” o “Jefe”. En los ocho “ayes” que profiere contra los que así hacen, deja claro su perversión, que comienza por cerrar a los hombres el Reino de los cielos. Ni entran ni dejan entrar. Mt. 23,13. Y acaba matando y crucificando a los enviados por Dios Mt 23, 33-36.
“Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse.” Es, por tanto vana la intención de escribas y fariseos, o de nosotros, de aparentar e intentar pasar por lo que no son. Ante Dios nada hay cubierto y nada puede encubrirse. Por eso llama a sus discípulos a la sencillez, a la sinceridad y a la humildad: “”El mayor entre vosotros será vuestro servidor; pues el que se ensalce será humillado; y el que se humille, será ensalzado.” Mt 23 11-12. Una de las tentaciones más insidiosas para la Iglesia y para cada uno de sus miembros, es confundir el Reino de los cielos con el reino temporal, y el espíritu, o “levadura” del uno y del otro. Quienes caen en ella son de temer. Su levadura es corrosiva. Y pueden acarrear grandes daños, no sólo a sus almas, sino a comunidades enteras, cuando están a su servicio. “Temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo.”

Pero “no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más” “ Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.» Jesús prepara así a sus discípulos, con la sencillez, la humildad y la valentía necesarias para servir a su proyecto redentor, que hoy sigue realizando con nosotros. El bautizado o la comunidad que no ha descubierto ese proyecto de Jesús, ni se lo propone como el principal quehacer de su vida, aún no sabe ser cristiano. La promesa de Jesús de “estar con nosotros” la asocia al “id y anunciad el Evangelio a todos los hombres”, con el poder infinito que a Él se le ha dado Mt 28. ¿No estaremos, en ocasiones, respondiendo como el segundo de los hermanos, mandados por el padre a trabajar en la viña? Dijo sí, pero no fue Mt 21,28ss. Pidamos al Señor la luz y la valentía para descubrir y servir ese proyecto con todas nuestras fuerzas.

Que tengas un día feliz y fecundo en tu servicio