«¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado?»

EVANGELIO DE HOY Marcos (6,1-6):

En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?»

Y esto les resultaba escandaloso. Jesús les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.»

No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

PARA VIVIR LA PALABRA:

Marcos nos narra la visita de Jesús a Nazaret poniendo el acento en el sombro de los vecinos ante la sabiduría y el poder que Jesús viene mostrando en sus correrías apostólicas en torno al lago de Tiberíades. Como de costumbre, asiste en sábado a la sinagoga. Y allí imparte su enseñanza.

Juan Pablo II comenta sobre este pasaje:“En el Nuevo Testamento son varios los textos que presentan a Jesús lleno de la Sabiduría divina. El Evangelio de la infancia según San Lucas insinúa el rico significado de la presencia de Jesús entre los doctores del templo, donde “cuantos le oían quedaban estupefactos de su inteligencia” (Lc 2, 47), y resume la vida oculta en Nazaret con las conocidas palabras: “Jesús crecía en sabiduría y edad y gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc 2, 52). Durante los años del ministerio de Jesús, su doctrina suscitaba sorpresa y admiración:

“Y la muchedumbre que le oía se maravillaba diciendo: “¿De dónde le viene a éste tales cosas, y qué sabiduría es ésta que le ha sido dada?” (Mc 6, 2).”

La reacción adversa de sus vecinos obedece sobre todo a la dificultad de pasar de su conocimiento natural y su experiencia cotidiana, mientras tuvieron consigo al “hijo del carpintero” , a los hechos reales, milagros y sabiduría excepcional, que nunca antes habían descubierto en él. «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos?» Se escandalizan y lo rechazan.

También Jesús se siente dolorosamente sorprendido de este comportamiento de sus vecinos y responde con decepción: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.» Y es que el conocimiento del misterio de Jesús siempre nos sorprende. Sus mismos discípulos hacen oídos sordos o se escandalizan cuando les habla de la cruz.

S. Juan Pablo prosigue dándonos la clave: Esta Sabiduría, que procedía de Dios, confería a Jesús un prestigio especial: “Porque les enseñaba como quien tiene poder, y no como sus doctores” (Mt 7, 29); por ello se presenta como quien es “más que Salomón” (Mt 12, 42). Puesto que Salomón es la figura ideal de quien ha recibido la Sabiduría divina, se concluye que en esas palabras Jesús aparece explícitamente como la verdadera Sabiduría revelada a los hombres.

La fe en Jesús, Sabiduría de Dios, conduce a un “conocimiento pleno” de la voluntad divina, “con toda sabiduría e inteligencia espiritual”, y hace posible comportarse “de una manera digna del Señor, procurando serle gratos en todo, dando frutos de toda obra buena y creciendo en el comportamiento de Dios” (Col 1, 9-10).” El conocimiento despierta el amor, y el amor trae la adhesión fiel y gozosa aún en medio de los sacrificios. El camino es el amor.

“Juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo…nos confiesa S. Pablo ” (Flp 3,8).

Que tengas un buen día con ese conocimiento.