«Hombre, tus pecados están perdonados»

EVANGELIO DE HOY: Lucas (5,1726):

Un día estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor lo impulsaba a curar. Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de introducirlo para colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo, a causa del gentío, subieron a la azotea y, separando las losetas, lo descolgaron con la camilla hasta el centro, delante de Jesús.

Él, viendo la fe que tenían, dijo: «Hombre, tus pecados están perdonados.»

Los escribas y los fariseos se pusieron a pensar: «¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados más que Dios?»

Pero Jesús, leyendo sus pensamientos, les replicó: «¿Qué pensáis en vuestro interior? ¿Qué es más fácil: decir «tus pecados quedan perdonados», o decir «levántate y anda»? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados… –dijo al paralítico–: A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa.»
Él, levantándose al punto, a la vista de ellos, tomó la camilla donde estaba tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios.

Todos quedaron asombrados, y daban gloria a Dios, diciendo llenos de temor: «Hoy hemos visto cosas admirables.»

PARA VIVIR LA PALABRA:

Lucas nos habla hoy de un día de Jesús. De una parte nos muestra a los fariseos y maestros de la ley venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y no vienen a aprender. Para ellos Jesús se está convirtiendo en un peligro que amenaza la propia autoridad de escribas y fariseos y los beneficios que su posición les aporta. Tienen que vigilarlo de cerca. Jesús no los rehuye.

De otra parte está la multitud, más numerosa de día en día, que le rodea, ávida de su palabra. Es realmente una novedad muy esperanzadora que les revela al Dios Amor que viene al encuentro de sus hijos y abre ante ellos un camino de libertad y de una vida nueva, ya ampliamente anunciado por los profetas y silenciado por los maestros de la ley.

Las expectativas que va creando en sus seguidores son tan firmes y creíbles, que algunos no dudan en descolgar por el tejado al paralítico, cuando no hallan otro medio para hacerlo llegar hasta Él. Estas escenas exasperar aún más a sus vigilantes. Pero Jesús no retrocede ni disimula ante ellos. Viendo la fe que tenían, dijo: «Hombre, tus pecados están perdonados.» Y al ver la reacción de los maestros de la ley ante estas palabras, los afronta directamente : «¿Qué pensáis en vuestro interior? ¿Qué es más fácil: decir «tus pecados quedan perdonados», o decir «levántate y anda?».

Jesús reta la mezquindad y el egoísmo que ciega a estos jefes y maestros de Israel, pues tienen ante sus ojos a un despreciable paralítico, castigado por Dios y marginado por los hombres por sus pecados, según su entender. Pero Jesús ilumina la escena con el amor incontenible y la misericordia infinita con que abre el corazón de Dios hacia sus hijos más débiles y necesitados: “Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados… –dijo al paralítico–: A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa.» Jesús revela no sólo su amor y misericordia con el paralítico, sino también su poder divino para transformar toda su vida. Como irá transformando la nuestra en la medida en que nos acerquemos a Él. Esto es el Adviento: un acercamiento a Jesús que hoy viene a nosotros con el mismo amor y misericordia sin límites para perdonar nuestros pecados y transformar nuestra vida.

Que tengas un feliz día DE PERDÓN Y DE GRACIA