«Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas»

EVANGELIO DE HOY Lucas (10, 38-42):

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.»

Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.»

PARA VIVIR LA PALABRA:

Este pasaje, muy comentado en la historia de la Iglesia, resume la esencia de la vida cristiana, que San Benito recoge en lo que hizo lema de su Regla Monástica: “Ora et labora”, ora y trabaja. La oración y el servicio son las dos alas de la vida espiritual, ambas necesarias para el crecimiento espiritual. Pero sin perder nunca de vista que el tiempo más fecundo de nuestra vida es el tiempo pasado con Dios.

San Ambrosio, obispo y doctor de la Iglesia, nos ofrece el siguiente comentario: ”En la parábola del buen Samaritano se ha tratado de la misericordia, pero no hay una sola manera de ser virtuoso. A renglón seguido viene el ejemplo de Marta y de María; vemos a una entregándose a la acción, la otra, religiosamente atenta a la palabra de Dios. Si esta atención va de acuerdo con la fe, es preferible incluso a las obras, según lo que está escrito: «María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán». Esforcémonos también nosotros a poseer eso que nadie nos podrá quitar, pongamos nuestro oído atento, no distraído… Seamos como María a quien animaba el deseo de la sabiduría: esta es una obra mayor, más perfecta que las otras… Así pues, no critiques, no juzgues como perezosos a aquellos que tienen deseo de esta sabiduría…

Marta, sin embargo, no es criticada por sus buenas tareas, incluso si María ha escogido la mejor parte. En efecto, Jesús tiene múltiples riquezas y hace múltiples dones… Tampoco los apóstoles han juzgado que era mejor descuidar la palabra de Dios para ocuparse de la administración (Hch 6, 2) sino que las dos cosas son obras de la sabiduría. Por su parte, Esteban, lleno de sabiduría, ha sido escogido como servidor. Así pues, que el que sirve obedezca al que enseña, y el que enseña anime al que sirve. El cuerpo de la Iglesia es uno aunque los miembros sean diversos: el uno tiene necesidad del otro. «El ojo no puede decir a la mano: No tengo necesidad de ti, ni la cabeza puede decirlo a los pies» (1Co 12,14s) La oreja no puede decir que no es parte del cuerpo. Hay unos órganos más importantes que otros; sin embargo, todos son necesarios.

Que tengas un feliz día, sin perderte de vista “la mejor parte”.